Los calçots son una variedad de cebolla tierna poco bulbosa, diríamos que son casi medio cebolla medio puerro. Es uno de los platos más típicos catalanes que se toman acompañados de la salsa romesco.
Los calçots se cultivan desde mediados de agosto hasta principios de septiembre, así que ya estamos preparando el terreno.
El origen de la palabra calçot viene del catalán «calzar» y es porque según va creciendo la planta se va «calzando» o cubriendo con tierra y así conseguimos que su tallo alcance los 20-25 cm.
La zona de cultivo tradicional de los calçots es Tarragona, necesitan un clima con inviernos frescos sin fuertes heladas, así que todo el mediterráneo es perfecto para su cultivo.
Cómo cultivar los calçots:
Los calçots se pueden cultivar tanto en huerto urbano como en tierra, si plantamos en tierra hacemos un surco que abonaremos, ponemos los bulbos con una distancia entre ellos de unos 30 cms. y cubrimos con tierra. El abono que pongamos debe de ser muy poroso para evitar acumulación de humedad.
Según van creciendo los calçots, se van «calzando», poniendo tierra alrededor del tallo para que quede siempre cubierto y el tallo blanco vaya siendo cada vez mayor.
Se considera que los calçots han alcanzado su tamaño correcto cuando tienen alrededor de 20-25 cms.
De cada bulbo que plantemos saldrán entre 4 y 12 calçots.
Cómo se recolectan los calçots:
El periodo de recolección es en invierno, los meses de enero, febrero y marzo. Periodo de las famosas calçotadas catalanas, reuniones con amigos o familia en las que el plato principal son los calçots que se cocinan directamente al fuego y después, aprovechando la brasa, se suele acompañar de una carne a la brasa.
Para recolectar los calçots, simplemente se tira de las hojas y se separan los tallos.
Ya sólo faltan los acompañamientos clásicos de los calçots:
- Una buena leña de sarmiento.
- Una buen fuego.
- Una buena salsa romesco.
- Un buen delantal.
- Una buena compañía.
CÓmo se cocinan los calçots
Para cocinar los calcots se colocan sobre la parrilla directamente al fuego que se deberá de hacer con sarmiento.
El uso del sarmiento, además de mejorar el sabor, era la manera de aprovechar los restos de madera de las vides después de recolectar las uvas en otoño.
Una vez cocinados, re retiran del fuego. Si se van a consumir en el momento se colocan sobre una teja y se sirven, si se van a consumir más tarde se envuelven en papel de periódico para que conserven el calor. Aunque lo ideal evidentemente es consumirlos en el momento.
Para consumirlos se cogen con una malo de los tallos que han quedado verdes mientras que con la otra se retira la piel negra carbonizada por la llama que le ha dado directamente.
Nos quedará una especie de puerro alargado, lo untamos en la salsa romesco y a comer los calçots, con cuidado de no mancharnos, aunque para eso tenemos el babero.
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